La Rueda de la Fortuna (arcano X)
En una fascinante sesión de tarot, las cartas que se revelan son exactamente las que deben ser, ¡y es hora de abrazarlas! Dedícate a mejorar tu destreza en la lectura, así podrás evolucionar y dejar de hacer las mismas preguntas una y otra vez. Descubre el increíble poder de confiar en ti mismo y no tendrás ni el más mínimo rastro de duda en las respuestas que obtengas.
¡El universo nos está esperando para revelarnos sus misterios!
La Rueda de la Fortuna (arcano X) simboliza el surgimiento a la luz, augurando cambios favorables y oportunidades valiosas en el horizonte. El destino y el azar danzan juntos, entrelazados con nuestra capacidad de elección y la ley de causa y efecto. La mente en constante movimiento, como un pensamiento circular. Nos invitan a reflexionar sobre nuestra identidad y a reconocer aquellos aspectos que necesitan ser transformados, en aras de nuestro crecimiento personal.
La Rueda de la Fortuna, el enigma X, que señala los vaivenes y puntos de giro, los cambios, el desapego, la adaptación y la aceptación, los ciclos del karma y la reencarnación. Pero también la renovación, la espontaneidad y el optimismo. La Rueda personifica la naturaleza cíclica de las cosas.
Nos recuerda (a veces sin sutileza alguna) que todo es pasajero. Que lo que está sucediendo pasará, ya sea para bien o para mal, porque las cosas no terminan, sino que vuelven a comenzar. También nos recuerda que experimentaremos situaciones una y otra vez, momentos dulces y amargos, y que todo ello forma parte de nuestra evolución, está ligado a nuestros sentimientos, recursos, voluntad y, sobre todo, a nuestras habilidades.
Además, nos recuerda que habrá momentos en los que no podremos cambiar el curso de los acontecimientos, lo que llamamos destino, porque hay cosas que escapan de nuestro control. Sin embargo, lo que sí podemos cambiar es la forma en que nos afecta. Cómo lo enfrentamos y resolvemos.
Nos enseña que las circunstancias y las experiencias nos permiten tomar consciencia de quiénes somos y qué debemos cambiar en nuestras vidas para mejorar.
También nos invita a mantener la esperanza y la certeza, no las expectativas, y a reflexionar y vivir plenamente el presente. A estar conscientemente en el aquí y ahora, porque de ello depende nuestra adaptación a esa rueda, a esos ciclos, y lo que podemos crear a partir de ahí.
La carta nos muestra una imagen impresa con ingenio y creatividad. En su centro, una poderosa rueda simboliza el flujo constante de la vida: ascendiendo, manteniendo y descendiendo. Tres personajes giran alrededor de la rueda, representando nuestra evolución y las circunstancias que nos rodean; los ciclos inevitables de la existencia. Los animales, atrapados en el movimiento eterno de la rueda, parecen ser víctimas de las circunstancias.
En la parte superior de la rueda, una esfinge desafía nuestra inteligencia y nos enfrenta a los desafíos y acertijos de la vida. Con una espada como símbolo mental, nos muestra cómo nos adaptamos y resolvemos los retos a través de la observación y la inteligencia.
La rueda misma se divide en dos partes. Su parte interna representa la ley universal y la esencia del individuo. La parte externa, en cambio, representa cómo el ser humano aplica esa ley en sus experiencias y se ve influenciado por ellas.